
Dos días después, la juventud española, mayoritariamente estudiantes, se manifiestan, de forma espontánea, para pedir la participación de España en la cruzada antibolchevique.
El ministro Serrano Suñer les habla: “Camaradas. No es tiempo de discursos. Pero es el momento de que la Falange dicte su sentencia condenatoria: ¡Rusia es culpable!...”
Inmediatamente se toma la decisión de enviar al frente ruso una división de voluntarios. Se abren banderines de enganche en toda España.